La Psicoterapia como Herramienta de Control Social - Centro Experiencial para el Desarrollo Humano

La Psicoterapia como Herramienta de Control Social

28 mayo, 2006

Miraba hoy el primer capítulo de un programa de la BBC de Londres llamado “The Century of the Self” donde se relatan los aspectos históricos del desarrollo de la psicoterapia y psicología contemporánea a partir de Freud y sus vínculos con el desarrollo de la psicología de masas. El primer capítulo abordaba como las ideas de Sigmund Freud acerca de la mente inconsciente han sido usadas por aquellos en el poder para controlar a la población en la era del desarrollo democrático.

Esto apoyado por las grandes corporaciones con el objetivo de transformar a las personas en consumidores de productos que no necesitan como una forma de satisfacer sus deseos e impulsos inconscientes y compensar trancas de índole emocional y sexual no resueltas. Lo interesante para mi es como a comienzos del siglo pasado el sobrino de Freud, Edward Barneys, basado en los estudios de su tío, trajo sus ideas al corazón de la publicidad y el marketing. Barneys desarrolló el concepto de propaganda masiva (el la llamó consejería en relaciones públicas) como una forma de controlar a la población y mantener el staus quo económico-político que favoreciera la expansión de las grandes corporaciones manufactureras.

Menciono esto por la simple razón de que pertenezco a la profesión de “curanderos de la mente”, más conocida como psicoterapeutas, que de alguna manera hemos lucrado y nos hemos desarrollado bajo el alero del trabajo pionero de Freud y sus discípulos. No, no soy un psicoanalista, pero la profesión de psicoterapeuta, sus posteriores evoluciones como la del facilitador o el counsellor, y el concepto de psicoterapia proviene del psicoanálisis y de hecho los más prominentes psicoterapeutas humanistas, línea psicológica que subscribo, fueron formados en psicoanálisis: Reich, Perls, Janov, Jung, Assagioli, entre muchos otros.

Freud creía que dentro de todos los eres humanos existía un ser irracional que debía ser controlado por el bien del individuo y la estabilidad social. Su argumento fue que los seres humanos aún eran manejados por instintos primitivos y animalísticos y que la función de la sociedad era la de controlar y reprimir estas fuerzas peligrosas. Esto llevó al psicoanálisis a convertirse en un promotor e instrumento de métodos de control social como una manera de sostener la así llamada civilización y la medianamente manejable convivencia social en las sociedades industrializadas de comienzos de siglo 20.

De hecho, desde el mundo de la psicología tradicional el concepto de auto represión es aún justificado y alentado bajo la racionalización de que si nuestros impulsos no son negados sería imposible encontrarnos fraternalmente como seres humanos. Sigmund Freud, como uno de los fundamentales creadores del pensamiento contemporáneo, mostraba su desconfianza en la naturaleza básica del ser humano cuando decía, hablando de la necesidad del control del super-yo: “Nuestra mente, ese precioso instrumento a través del cual nosotros nos mantenemos vivos, no es una unidad pacíficamente auto-contenida. Es más bien, como el estado moderno en el cual la masa, deseosa de diversión y destrucción, debe ser controlada a la fuerza por una clase superior y prudente” (Freud, 1963).

Hasta el fin de sus días, Freud aún sentía que si la naturaleza básica del ser humano era liberada, lo único que se podía esperar era destrucción. La necesidad de controlar esta bestia al interior del ser humano era algo de suma urgencia. “El centro de nuestro ser, entonces está formado por el oscuro ello….La única dirección de estos instintos es hacia la satisfacción…. Pero una satisfacción inmediata del instinto, tal como el ello lo demanda, inevitablemente conduciría a conflictos con el mundo exterior y a la extinción…. El ello obedece inexorablemente al principio del placer…” (Freud, 1955).

La idea de una clase “superior y prudente” que controle el ello animal e incivilizado de la masa es lo que atrajo a aquellos en las sociedades industrializadas europeas y norteamericanas que lucraban con la permanencia de las estructuras desiguales de poder en los estratos transversales de la sociedad.

El filósofo alemán Herbert Marcuse fue uno de los primeros en criticar la postura freudiana. Una civilización no represiva era una quimera para Freud. El principio del placer y el de realidad eran antagonistas irreconciliables. Marcuse no coincidía con el fundador del psicoanálisis en este punto. Desde una visión de la historia inspirada en el materialismo-histórico de Marx, consideraba que esta oposición no era metafísica, que no se originaba en la naturaleza humana, sino que era producto de una organización social histórica determinada.

No es extraño que en el movimiento contracultural de la psicología contemporánea, de donde nació la vertiente humanista-transpersonal, se criticara el rol de ajuste y conformación que la psicología Freudiana implícitamente propugnaba. Uno de los padres del movimiento y principales detractores de Freud fue su antiguo discípulo Wilhelm Reich. Reich y Freud tenían visiones opuestas respecto de la esencia de la naturaleza humana. Donde Freud veía un incontrolable y violento infierno de emociones, Reich veía simplemente el resultado de no permitir que estos impulsos se expresaran libremente, y según él, así no era como los seres humanos estaban originalmente destinados a ser. Es más, su argumento era que las fuerzas inconscientes dentro de la mente humana eran esencialmente positivas. Era la represión social la que las distorsionaba y hacía que los seres humanos fueran peligrosos. Eventualmente Reich fue expulsado de la asociación Internacional de Psicoanálisis y quien estuvo detrás de ello fue nada menos que Anna Freud, hija y reconocida heredera del padre del psicoanálisis. Anna no sólo estaba en desacuerdo con Reich, sino que se sentía personalmente amenazada por sus ideas de la liberación del individuo, especialmente en relación con la represión sexual como base principal de la neurosis. Anna nunca había tenido una vida sexual y de hecho había sido psicoanalizada cuando niña por su padre por la simple razón de haber sido descubierta masturbándose.

La influencia del trabajo psicoanalítico de Anna Freud con los niños de una familia norteamericana de apellido Burlington se convirtió en el modelo psicológico adoptado por las autoridades estadounidenses para desarrollar su política social de salud mental de los años cincuenta.

Dicha política decía, basado en el psicoanálisis de los Burlington, que la forma de criar a los niños, para que sus fuerzas inconscientes no fueran una amenaza para si mismos y su entorno, era la de forzosamente conformarlos con los valores de su sociedad. De esta manera desarrollarían un ego fuerte, que como adultos, sería capaz de controlar sus impulsos inconscientes. Ambos niños Burlington murieron como adultos en trágicas circunstancias. El hombre murió de cirrosis y la mujer se suicidó, con una sobredosis de pastillas, en la casa de Freud en Londres mientras asistía a sesiones de psicoanálisis con Anna.

Como resultado de la aparición de la psicología humanista y los cuestionamientos de los preceptos freudianos, la idea que se comenzó a instalar en el seno de las sociedades occidentales fue que el ser interno no necesitaba ser controlado y reprimido, este debía ser alentado a expresarse y de ello surgiría un ser humano más fuerte y más integrado, pero ciertamente no uno que encajaría fácilmente en el conformismo social. El progreso tecnológico había creado las condiciones para una liberación respecto de la obligación del trabajo, para una ampliación del tiempo libre. Marcuse consideraba que ello permitiría la liberación de las potencialidades reprimidas que, “así liberadas, crearán nuevas formas de realización y de descubrimiento del mundo, que a su vez otorgarán una nueva forma al reino de la necesidad, a la lucha por la existencia. Así se dan las condiciones para el surgimiento de una sociedad no represiva en la que se viva la felicidad del Eros liberado, la lógica de la satisfacción y no ya la de la represión”.

Las principales críticas del movimiento contracultural psicológico estaban dirigidas justamente hacia la práctica psicológica y psiquiátrica. En la introducción de su libro “People not Psychiatry”, Michael Barnett, líder de la psicología humanista europea de comienzos de los años 70, escribía: “La psiquiatría es uno de los nidos de subsistemas de de lo que llamamos sociedad. De hecho la sociedad como tal no existe. Es simplemente una metáfora para gente como tú y yo funcionando de cierta manera estructurada o socializada. De la misma manera, la psiquiatría, Como una realidad concreta, no existe. Es simplemente la forma en que un grupo de elite piensa y actúa en patrones estructurados, con la complicidad del resto de nosotros. El proceso de diagnóstico en la psiquiatría es hasta cierta manera básicamente político. Los “enfermos” de hoy en día son usualmente los socialmente inútiles. Mientras que los maníacos por el poder permanecen en su mayoría como éxitos sociales. … Respecto del tratamiento y la prescripción en psiquiatría, casi siempre están políticamente definidos. La política psiquiátrica dice: Cuando esto ocurre, esto se hace. Actuar de otra manera es estar en oposición, es sentir el peso opresivo de las actitudes del poder establecido.

Pero la gente está empezando a dejar su casa en grandes números. En este caso “casa” es el status quo, la forma como se tienen que hacer las cosas. La gente se está apartando de esto y empezando a tomar decisiones por sí mismas. De esta migración, esta emergencia y renacimiento están apareciendo algunas alternativas reales a la psiquiatría oficial, alternativas para una real sanación de la psique humana.”

Así mismo Barnett decía que el psicoanálisis consistía en la adopción, por una elíte intelectual, de la manera que un hombre llamado Freud había conceptualizado el mundo. Cada vez que el analista ponía el sistema de significado freudiano entre él y el mundo de la experiencia, teníamos pensamientos en vez de realidad, “la vida sin su sangre” (Barnett, 1973). Y para él el psicoanálisis era un universo simbólico que explicaba todo en términos de sí mismo. Él decía que cada vez que aparecía escepticismo o duda respecto del sistema de significado, esto era descalificado por el sistema con la noción de “resistencia”. Barnett planteaba, basándose en su experiencia, que la psiquiatría tradicional estaba preocupada de ajustar a las personas. Ésta tenía, a pesar de que esto era negado, el objetivo de reajustar a aquellos que no encajaban en el stabilshment. Ésta representaba a la sociedad en la defensa de sus fronteras.

La idea original de la contracultura psicológica de orientación humanista-transpersonal fue que la liberación del ser ayudaría a crear un nuevo tipo de persona sin represión social. Ese cambio radical empezó ha ocurrir, pero mientras estos nuevos seres humanos empezaron a sentirse liberados, se fueron haciendo cada vez más dependientes del mundo de los negocios para sostener su identidad. Las corporaciones se dieron cuenta que estaba en su interés el alentar a la gente a sentirse individuos únicos y entonces venderles formas de expresar esa individualidad.

Detrás de esta estrategia económico, social y psicológica ha estado el poder establecido que, con el fin de perpetuarse, ha alimentado un estado de necesidad que ya no es tal. Así, por ejemplo, ha transformado lo que podría haber sido una liberación sexual (una evolución hacia una sexualidad polimorfa que Marcuse propugnaba y entendía como propia de una sociedad no represiva) en un consumismo sexual, en una sexualidad tomada como objeto de consumo, integrada al sistema. La pretendida “liberación de las costumbres” que permite y propugna la sociedad industrializada actual no es una verdadera “liberación” sino una estrategia para impedirla.

Lo que ha surgido como resultado de esta revolución ha lo opuesto: un ser humano aislado, vulnerable y mucho más dispuesto a ser manipulado por el mundo de los negocios y la política. Aquellos en el poder han estado controlando al ser interno no a través de la represión, sino a través de la alimentación de sus infinitos deseos.

Hoy en día la psicología humanista y sus evoluciones transpersonales han sido “socialmente” aceptadas. Estas son cátedras que se enseñan en las universidades, incluso en una universidad de nuestro país la carrera de psicología está exclusivamente dedicada a la línea humanista-transpersonal. ¿Significa esto que nuestra sociedad ha perdido el miedo a la liberación inconsciente del individuo y por lo tanto el stablishment desea hacerse parte de esta proceso de liberación personal? Lo dudo. Creo que la respuesta está más bien en otro lado: Con la psicología humanista-transpersonal ha ocurrido lo mismo que históricamente ocurrió con el psicoanálisis: de ser una fuerza de cambio y cuestionamiento se convirtió en un movimiento de ajuste y mantención de lo establecido. Por los últimos treinta años los psicólogos humanistas han hecho lo imposible por ser aceptados por sus pares psicoanalistas y cognitivos y encontrar de esta manera su entrada en la academia. Gran parte del esfuerzo ha estado dirigido a dejar de ser “la loca del barrio” y poder sentarse a disfrutar de los beneficios de la profesión con el charme y el prestigio académico correspondiente. Todo esto con la consecuencia de abandonar las exploraciones en áreas tabú como la sexualidad, la catarsis o la confrontación directa.

Hoy en día, un gran porcentaje de los psicólogos humanistas aún continúan trabajando con un modelo clínico (basado en el modelo médico de diagnóstico, disfunción, tratamiento y cura), siendo que en un principio la principal crítica del movimiento psicológico humanista fue justamente este modelo y su forma vertical de entender el trabajo con gente. Hoy en día los psicoterapeutas humanistas-transpersonales continúan llamando a sus terapiados “pacientes”, concepto contra el cual Carl Rogers luchó con garras y dientes. Él pensaba que era más honesto llamarlos “clientes”• y así tratarlos como personas responsables por sí mismas que pagaban por un servicio psicológico en una relación recíproca de beneficio mutuo.

Pareciera que el trabajo de la psicoterapia humanista-transpersonal se ha institucionalizado, convirtiéndose en un conjunto de métodos más que una visión global que pretenda “liberar” a los seres humanos de sus condicionamientos y los mecanismos de control inconscientes propiciados por las elites de poder. Parece que el objetivo es simplemente tratar que la gente esté más feliz con dicha estructura.

Utilizando para ello métodos humanistas e incluso transpersonales.

El mundo en el cual la gente siente que ellos se están revelando en contra del conformismo y liberándose de sus trancas no es una amenaza para los negocios, sino su más grande oportunidad. La idea que venden las grandes corporaciones manufactureras apoyadas por los medios de comunicación masiva hoy en día tiene que ver justamente con los ideales de la contracultura psicológica: la espontaneidad, la creatividad, la libre expresión sexual, la tolerancia multicultural y la iniciativa individual. Si no creen en esto, sólo basta con mirar a empresas como Bennetton, Sprit, Sprite, Nike, etc. y todo el supermercado esotérico new age imperante. La ilusión de individualidad y libertad es comprada sin mayor cuestionamiento, mientras los estratos económicos detrás de las corporaciones que están en el poder, continúan manejando a los seres humanos como consumidores y no individuos a quienes se les ofrece la idea de la auto-expresión individual a través de sus productos.

Mi pregunta es que hacemos ahora. Parece ser inevitable que toda revolución se institucionalice y se transforme en un status quo. Por años pensamos que eso sólo pasaba con la revolución a nivel social y que la personal estaba fuera de este peligro. Que el cambio psicológico no correría esta suerte. Pero parece que nos equivocamos. Incluso el cambio a nivel personal puede dejar de ser un potenciador de cambio social, encontrando su nicho donde la rebelión es integrada al sistema como una forma más de consumo. En este contexto, como decía Marcuse: la sociedad ejerce su dominio, su control total, de un modo sutil, manipulando los deseos y las necesidades de las personas. “No sólo determina las ocupaciones, las habilidades y las actitudes socialmente requeridas, sino también las necesidades y las aspiraciones individuales.”

Obviamente no tengo la respuesta, pero intuyo que esta se encuentra en una especie de revolución permanente, donde necesitemos deshacernos de las viejas formas, sin importar cuan efectivas hayan sido, y que desde el punto de vista de la psicología de orientación humanista-transpersonal parece haber llegado el momento de encontrar, fundar o re-fundar un nuevo movimiento contracultural psicológico donde nuevamente el objetivo sea, como decía Wilhelm Reich : “Liberar a las personas de las estructuras patriarcales de índole vertical, de represión y control, que convierten a los seres humanos en entes infelices y dóciles dispuestos a obedecer ciegamente los designios de las elites económico-políticas de la así llamada civilización occidental”.

2 respuestas a “La Psicoterapia como Herramienta de Control Social”

  1. Cristóbal Mancilla Gewölb dice:

    Bueno, primero que nada gracias Vikrant por jugártela con este tema,
    que yo creo es, por lo menos para mi, el “gran tema”. De hecho me
    toca el alma, me apasiona, me despierta, porque siento que vengo haciendo un túnel de escape de todo esto.
    Creo que es el gran tema, porque una cosa es hacer un trabajo
    personal de liberación de la represión social y otra es subsisitr con esto dentro de un sistema diseñado para apagar toda forma de liberación, y que a lo sumo, crea espacios para emularla e incluirla en el menú social, como señalas. Un sistema habilísimo, como una unidad viva, que muy rápido encuentra sucedáneos de todo y nos lo ofrece apretando las
    teclas exactas para que entremos en la esclavitud.
    De algo puede servir mi visión de publicista (ojalá ex, en algún momento); he estado en el epicentro de lo que mencionas y es espantoso. Ahí uno se da cuenta que prácticamente no hay escapatoria… y empieza a comprender a gente que uno considera más dormido que uno. Es muy fuerte. Hay sistemas y subsistemas, hasta llegar a unidades mínimas, aparentemente marginales, que funcionan igual. El circuito de los músicos, por ejemplo, de lo esotérico y otros. Y lo más increíble, es que aquí no hay una especie de titiritero, un cerebro que esté tras todo esto. Somos todos en conjunto¡¡ dormidos¡¡… Incluso me atrevería a decir que el ego, es una unidad económica, cuyo valor sube o baja dependiendo de la forma de consumo que utilizas para liberar tu energía. Aquí el sistema ha sido hábil, casi perfecto, se supone que no es lo mismo sentirse la raja después de un patacón de compras en el Alto las Condes que en el Persa Bio-Bío.
    Y este valor simbólico es parte importante del ego en términos económico-sociales. Alguna vez se detectó que esta liberación de energía que se efectúa en el consumo iba a ser el motor de todo. Entonces tenemos el
    sistema “impecable”; crea represión y a la vez su forma de liberarla a través el consumo. Y aquí acentuaría lo que dices, en el sentido que estas nuevas instancias que crea el sitema para satisfacernos, no son solo porque su poder puede írsele de las manos, sino que es central, ya que
    en esa liberación de energía está la gasolina par él. Es una inversión.
    Obviamente el sistema se vale de la vanguardia en lo referente a formas psicológicas de manipulación.
    Que increíble lo que dices de Freud, es suponible, aunque igual me sorprende el grado de intervención social que tuvo.
    Hay muchos empresarios que argumentan cosas de la “inteligencia emocional” y weas por el estilo… para explotar y enguprir a los empleados. Podría decirte además, que toda la nueva publicidad, nacida
    a fines de los 50 en Estados Unidos se basa en negocios que fracasaron por no conocer “el lado oculto” del consumidor a cuya mente le llamaron “la caja negra”.
    Millones de dólares se invirtieron en aquella época en estudios psicológicos y sociológicos que por ejemplo, llegaron a establecer que la torta en polvo (torta lista), fracasó porque no saciaba el deseo de la madre de decir “lo hice yo sola, soy buena madre”… y en fin, miles de cosas más se investigaron y son las bases del consumismo de hoy. Imagínate a estas alturas como está todo de estudiado.
    Creo que esta asimilación que hace el sistema de los nuevos escapes de la gente, es con el único objeto de la subsistencia del sistema económico, osea de las lucas y nada más¡¡
    el sitema religioso y político son los brazos armados de esto… pero el negocio es el rey. En esta etapa de evolución estamos, a miles de años
    de existencia sobre la tierra…. increíble.
    Por ejemplo, cuando los ingenieros aprenden economía se les enseña
    que la unidad básica de consumo es la familia. Prácticamente toda la artillería publicitaria y psicológica apunta para allá. “Sopa para uno” es
    un caso raro. ¿Y te has dado cuenta de la insistencia en la “familia unida” por parte de la iglesia? Es evidente para mi que hay una coalisión entre religión y sistema económico; estar en familia tiene que ser bonito y deseable para así tener a todos sus miembros consumiendo en masa….
    y nada de raro que las familias muy católicas tengan muchos hijos, o
    sea muchos consumidores… no sé…
    Por otra parte, ya la publicidad ofrece liberación, por ejemplo “Sprite…
    la imagen es nada, obedece a tu sed”… y lo que puedo decirte es que
    hay tipos que están dando su vida, los gerentes de marketing de las grandes empresas por encontrar cada día cuales son los nuevos cebos que la gente se traga.
    Hoy día está todo más refinado, hoy se habla de “tribus” de consumidores, como los skaters, los intelectuales, hay toda una industria destinada a ellos. Industria que a la vez se encraga de hacerles creer que siguen siendo rupturistas y libres.
    Nada de raro que pronto la terapia transpersonal se ofrezca en el Carlos Casanueva… ajaja… o peor, haya terapeutas auspiciados por Coca Cola… O el departamento de recursos humanos de Endesa ofrezca esta terapia pa que la gente patee menos la perra… jajaa
    Entonces… cuál es la salida? tampoco la tengo pero creo que lo que dices de estar constantemente despertándose es la base. Pero en realidad…
    mmm… sí creo una cosa; Un salto de consciencia humano podría ser el también refinar una y otra vez (como lo hace el sistema) la manera de estar despierto en el sistema, pero no esa cosa ingenua de “cambiarlo
    por dentro” además no creo en un cambio del sistema, estructuralmente hablando. Creo de verdad que las transnacionales son más fuertes y seguirán expandiendo su imperio y su ilusión, están todos cagados y dormidos, a menos que volvamos a las glaciaciones y empecemos de nuevo. De verdad no tengo ni una esperanza en un cambio colectivo y
    el colapso de todo el sistema. Si creo en corrientes, en cadenas de gente despertando y autorrealizándose y generando un contagio en la medida de lo posible. Creo que siempre será underground con respecto al establishment eso sí. También creo que esto requiere una radicalidad por parte de quienes ansiamos despertar, cachar que ésta es nuestra única vida y el tiempo corre.
    Y por otro lado, sigo confiando en que el alma del ser humano ansía la liberación, y el mismo sistema ofrece canales de comunicación (películas, libros, música…) que considero igual útiles para comunicar algo que energéticamente está más allá de todo condicionamiento… también algo se puede hacer… ahora, no te digo que no me dan ganas de participar en una revolución… quizá…
    Un gran abrazo y gracias por ayudar a abrir los ojos.

  2. alquimia dice:

    uff!…fuerte lo que ambos plantean. En lo particular me siento una constante nadadora contra la corriente de la sociedad, sin embargo creo que todo está en un ejemplo que hace algunos años me dió un muy buen amigo..el desierto…cuando te imaginas en el desierto ansioso por encontrar un destino comienzan los espejismos…te confunden, te prometen, te estimulan..sin embargo la unica manera de encontrar un camino es en la certeza que te puede brindar el corazón. A veces puede que se torne difícil escuchar al corazón en medio de tanta bulla, incluso cuando se busca desesperadamente ayuda uno no sabe si se puede confiar..el miedo esta siempre presente…pero no se que mezcla es la que como escudo de guerra te brinda el corazón. A veces me he preguntado porque un terapeuta se empeña en mantener una formalidad que logro enteder desde el punto de vista técnico, pero que no es capás de transformarse cuando las personas desesperadamente sólo buscan conversar..ser escuchadas..sentir que si eres diferente a la masa no estás mal…aprender a escuchar al otro tambien…no lo sé….solo sé que no LOCE!..jaja! y tambien sé que mi escuchar a mi corazón me ha llevado a la creatividad..y cuando dejo de oirlo…..la soledad se torna estar solitario…luchando en un escenario de ideologías absurdas….asiq gracias por su compañia!…a ambos
    namasté

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